Hay en ti un sueño de gitana,
de marea de cabellos negros
y una mirada,
que traspasa.
Un rumor de risa
que no acaba,
un deseo de juego
de provocación,
un reto.
Pero por encima
o por detrás,
creo,
o imagino,
una sonrisa triste,
un cristal que se rompió
aquella vez,
que estuviste enamorada.
Y así vas,
justo en el filo
de la navaja,
brevemente sutil
y seductora,
pero con el deje
la niña tímida
que una vez fuiste.
Y para negarlo todo,
para remontarte
a tu propia desesperanza,
te hiciste
la reina del baile,
la dueña
indiscutible,
de uñas afiladas.
Con todo,
acepto tus envites,
para que en los lances
y las trampas,
victoriosa,
seas,
ganando,
la diosa que deseas,
y tu risa,
de cascabeles,
te de
el aliento
que te falta.