viernes, 1 de marzo de 2013

Éxtasis de Santa Teresa

 
Fechada entre 1645-1652. Se encuentra en la Capilla Cornaro, Iglesia de Santa Maria della Vittoria, Roma.

Quizá esta sea la obra más representativa y emblemática de Bernini.
El cardenal Cornaro, le encargó remodelar el brazo izquierdo del crucero de la iglesia carmelita de Santa María della Vittoria a fin de convertirlo en su capilla funeraria. Aquí preparó un auténtico teatro para enseñar al mundo la irrefutable muestra de la santidad de Teresa (canonizada en el año 1622) y al tiempo para el lucimiento de su arte, que había sido tan injustamente tratado.
Aparece entre nubes, se quiere representar lo celestial. Los rayos están al fondo, nos presentan la luz. Los rayos son de bronce, hacen un contraste típico de Bernini cuando mezcla el bronce y el mármol.
La Santa está viviendo las más opuestas sensaciones de placer y dolor que se reflejan en su rostro y en las tortuosas líneas de plegados en que se resuelve su hábito. El ángel (de formas clásicas), por el contrario, define claramente una sonrisa de triunfo mientras cubre el pecho del que acaba de extraer el dardo.
Representa a Santa Teresa que fue mística y en uno de esos éxtasis se levantaba del suelo. Es justo el momento de recibir la llamada del Dardo. Es un tema simbólico. Es como si asistieramos a la representación de un milagro. O como si ambos flotasen. Se representa la Gloria celestial y al mismo tiempo, la eterna gloria del arte que el autor nos muestra. La iconografía de Santa Teresa es de origen español, apareciendo representada aquí en el momento en que se siente atravesada por el dardo del amor divino, que porta un joven ángel. Se suelen hacer lecturas:
- Relación entre el éxtasis místico y el acto o placer físico. El dardo en este caso simbolizaría el pene. Contraste entre la cara de tranquilidad del ángel y ella en puro éxtasis.
La escultura barroca está llena de movimiento. Las figuras tienen movimientos exagerados y a veces tremendos. El movimiento de los ropajes abultados que se hinchan, pliegues muy gruesos, las telas se arremolinan por el arrebato interno de las figuras. Se intenta dar la sensación de textura.
En esta escultura habría que destacar la gran capacidad para conseguir las diferentes texturas en los ropajes contrastadas con la de la piel. La textura angulosa y variada de la toga de la monja, la mórbida del cuerpo del ángel, la esponjosa de las nubes..., buscando así recrear sensaciones pictóricas.

Artículo cedido por cortesía de la autora de Descubramos el Arte.

(Publicado el 16/11/2005).

No hay comentarios:

Publicar un comentario