martes, 6 de febrero de 2018

Mi mujer

Mi mujer
y su sonrisa de amaneceres
con gaviotas.
Dulce y cálida como el olor de las confiterías,
con ese toque sutilmente triste
de las tardes de los miércoles lluviosas.
Esa belleza intensa y salvaje
de la selva ignota.
Humana como el abrazo de los niños
y, a la vez,
celestial como una catedral gótica,
mi esposa.

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