martes, 28 de octubre de 2014

Explorador de sombras

Según huían las luces,
atisbé la llegada de las sombras,
reptando sobre adoquines sucios
y miradas apagadas.

Alguien gritó
y las voces
doblaron las esquinas
indignadas.

Era de justicia.

En un muro gris,
las letras negras
aún chorreaban
lágrimas de tinta opaca.

Contra la puerta
se agolpaban
muebles y cuerpos
para no salir
para que no entraran.

Una señora que lloraba.

Cuando cerró la noche,
solo quedó la casa
precintada.


jueves, 16 de octubre de 2014

Ojos blues

Ojos tristes
de soledades escondidas,
de dolores callados,
fotografías de sombras
y risas perdidas.

Un piano
de blues azul
y una despedida.

Una manos que no se tocan,
por muy poco,
añorando las caricias
y las súplicas.

La calle vacía,
los libros no leídos
y paisajes congelados.

Me pedías que sintiera
como tú
pero nadie puede hacerlo.

Un niño que juega solo en la playa
vacía al atardecer,
sueño de veleros
y Sorolla.

Mirando desde la terraza,
como se van los silencios
y vuelve
la nada.

Un perro abandonado
que solo buscaba
una caricia.

Nieve que nunca volvió
a caer,
en las aceras sucias
de un Madrid
que se moría.

Mecedora vieja
y una mirada sepia.

Al final,

una sonrisa.

martes, 14 de octubre de 2014

Divino

El nene (o la nena) ha nacido, por bendición divina, en una familia bien. Así, desde pequeño, se le ha dicho que se lo merece todo y que está por encima del bien y del mal. En coche de lujo, el chofer le ha llevado al colegio privado dirigido por los curas que le afirman en su superioridad celestial y en que el mundo está hecho para él. Se le deja claro que es el rey de la creación y que la mujer, ser inferior, existe para servirle (de ser nene) o que su destino es satisfacer los deseos de su amo, dándole muchos hijos para perpetuar la sangre y la raza (de ser nena). Le convencen, curso a curso, de que Dios avala sus caprichos y que la iglesia lo confirma, en los múltiples ejemplos del Antiguo Testamento: matar está, a veces, justificado, el aborto es siempre un crimen abominable y el divorcio y la evolución son cosas de rojos. 
Todo se reafirma y estimula en la universidad privada, a donde llega con el deportivo que papá le regaló, donde la máxima dominante es la búsqueda del beneficio en neoliberalismo desatado. Le enseñan a ser directivo, ejecutivo, empresario avariento, lobo de Wall Street, tiburón de las finanzas en cursos donde la gente son clientes, peones, piezas y números prescindibles, simples objetivos de marketing y personal de su empresa. Entre máster y curso, hay fiestas de sábado noche, vacaciones en costas lujosas con modelos, alcohol y drogas caras. Es un mundo cerrado por porteros enormes de gafas negras, paraísos exclusivos alejados de la chusma y hartos de dinero que quema en las manos. Es el más patriota y el país es justo lo que él cree.
En poco tiempo, llega a las cercanías de las cumbres y parientes y amigos le confirman que se lo merece todo y más. Jamás ha pisado una calle más allá del tramo del coche a la mansión, al restaurante de lujo, a la discoteca selecta y de moda, a la pasarela del yate. En los corrillos de la gente que importa, se habla de él (de ella) como la nueva promesa, el emprendedor astuto, la nueva generación que llega arrasando. Por supuesto, pertenece al único partido del que se puede ser para no ser izquierdista radical y malnacido. Pronto empieza a aparecer en la prensa rosa, blanca y amarilla y los periodistas, en corro, le confirman como especial y superior porque sus palizas en el gimnasio y en el pádel, ser hijo de quien es, codearse con quien se codea, le hacen buena foto. Si es mujer se pasa horas mejorándose en peluquerías carísimas donde el dueño invita a café, quirófanos para que quiten y pongan y parecer la muñeca boba que todos esperan. Todas iguales como un ejercito zombi de silicona y alta costura.
Al terminar los estudios que suenan bien en el curriculum, ya ha llegado a la mesa directiva, asesora y ejecutiva, quizá al banco de la oposición o del gobierno. Después de muchos líos y aventuras, se casa con esa niña (niño) mona de una familia como la suya y todo queda en su círculo de élite. Y todo es para él y a todo tiene derecho de forma natural y divina y la ley que él mismo crea, de una forma u otra - lo dicen los mejores abogados -, le ampara y le protege. En su diccionario faltan miles de palabras como desahucio, hipoteca, jornada laboral, sueldo base, sindicato, democracia y solo vio a un pobre una vez que se equivocó de calle al salir del club privado. A veces, dice alguna gilipollez delante de las cámaras, pero su camarilla y periodistas afines le aplauden por guapo y original. Se forra, claro está, a manos llenas sin que existan más que daños colaterales y ajustes de mercado, porque en su galaxia lo importante es el beneficio propio y el de los accionistas. Así, viviendo entre algodones, terciopelo y cuero cosido a mano, aislado en un mundo propio y mejor, es motor y ejemplo de y por España, imagen y modelo de lo que es justo y necesario. Nuestro deber y salvación.

Tal vez un día le pillen con la mano en la caja que no le corresponde, amañando terrenos u elecciones a base de maletines y sobres y quieran acusarlo pero él (ella) mirará asombrado como pensado: “¿cómo se atreven?”, mientras grita el consabido “¿pero usted sabe con quien está hablando?”.