domingo, 11 de mayo de 2014

Elysium

Lo mejor y lo peor (socialmente) de Elysium es que nos habla de un futuro que ya está prácticamente aquí: un mundo para ricos, donde la sanidad es un lujo reservado a las clases adineradas, que viven en un paraíso propio alejado de la masificación, la polución y las fábricas que trabajan para ellos. La medicina permite sobrevivir en el trabajo hasta el momento de la muerte (lo cual lleva al protagonista a rebelarse - al dueño de la fábrica solo le interesa que no se manche la ropa de cama de la enfermería - ). La robótica y el ciudadano obrero son siervos para esos que se pueden permitir toda clase de lujos. Algunos humanos modificados por la ingeniería, como ya sucede hoy en día con nuestras prótesis, marcapasos, etc., son los que tienen alguna posibilidad de enfrentarse al poder que los oprime (idea de la distopía ya sugerida por películas como la saga Robocop, Distrito 9 y en el pasado por La fuga de Logan, El planeta de los simios, La máquina del tiempo, 1984 y Metrópolis como iniciadora) en línea con las modificaciones corporales de David Cronenberg. Pero quizá es la primera vez que se expone tan abiertamente la idea de que nuestro planeta va a quedar, de seguir así, como el vertedero de los multimillonarios que no se van a manchar las manos y que vivirán en sus urbanizaciones, satélites artificiales o planetas alejados de “lo que contamina” en cualquier sentido.
La cinta en si está correctamente realizada y usa el aspecto tan de moda últimamente de “tecnologia sucia”  (es decir, los robots, las naves espaciales, los paneles instrumentales por ejemplo, no aparecen ya flamantes y nuevos, como ocurría en las lejanas Guerra de las galaxias, 2001 Regreso al futuro y Star Trek (primeras películas) - algo que considero un error en las recientes Guerra de los Mundos, Minority Report, El hombre bicentenario, Independence day, Avatar, Tron, Oblivion, etc… Yo robot estaría en el punto medio - ) si no como maquinas usadas y más cercanas. Los humanoides presentan huellas de desgaste, los paneles de instrumentos son más resistas y funcionales, las armas parecen posibles técnicamente. Aspecto visual iniciado por Alien, Blade Runner, Brazil, Abyss, Depredador y continuado por Matrix, en la mencionada Distrito 9 y Prometheus, seguido incluso en la serie Falling Skies. Dune tiene su propia estética fruto de la riqueza visual de su director, pero la tecnología es también verosímil y realista dentro la parafernalia de la monarquía futurista.
Con una fotografía y música adecuadas, iluminación, maquillaje y vestuarios correctos, destacan como se espera de una película semejante, los efectos especiales.
Mat Demon es el protagonista, con una actuación no muy lejana a la que exhibe en la saga Bourne (aunque ya sabemos que es capaz de llevar a buen puerto mejores papeles - Syriana -) y tiene como oponente a nuestra querida Jodie Foster, haciendo de mala malísima en un rol que domina a la perfección: la ejecutiva ambiciosa y sin escrúpulos - Plan oculto -, muy alejada ya de la tímida Clarice Starling del Silencio de los Corderos.

En fin, una cinta para ver y disfrutar y, de paso, pensar un poco.

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