Atrás quedaron las infinitas noches
del sueño continuo y blanco.
Acechan ahora,
escondidos entre las hojas amarillas
del calendario,
esos lobos espinosos que gritan
a todas las lunas
cada noche.
El agua fría que baja y sube
por las venas,
las uñas que se clavan en la nuca
o en los vientres de falsos embarazos.
Ese grito apagado de los tendones
que te roba las juveniles y olvidadas
fuerzas
con las que el mundo todo
era tuyo.
Esa niebla arenosa que va borrando
firme, constante y aterradora
todo lo que fue
tu vida.
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ResponderEliminarBello poema, cielo... ♥
ResponderEliminarGracias, mi vida
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