lunes, 12 de octubre de 2015

Fabiola I

Me despierto y pienso en Fabiola. La imagino entrando en su alcoba y desnudándose para dormir. Sé que realmente no duerme sin ropa, pero me encanta imaginarla así, deslizando sus braguitas por su culo precioso, por sus muslos suaves y poderosos. Pienso en sus senos liberados del sostén y sus pezones endurecidos porque me desean en la distancia. Después me atacan los celos. Los celos de esas sabanas que rozan ese cuerpo magnífico de madre de la tierra. Ese cuerpo dorado por mil soles, hijo del calor y del mar. Y envidio ese tejido que acaricia su espalda tersa, sus curvas sinuosas… y siento cuanto la echo de menos.

2 comentarios:

  1. Todo lo que escriba es poco a todos los sentimientos y emociones que provocó en mí, esa mañana que desperté y leía este bellisimo poema. Desde ese día, dibujaste una sonrisa eterna en mi corazón ♥

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