lunes, 12 de octubre de 2015

Fabiola VI

La adivino levantándose de la cama como una grácil ninfa surgiendo de las aguas, maravillosamente desnuda y sugerente. Y la pienso buscando esa primera ducha y vuelvo a tener celos del agua tibia que la recorre, que acaricia su cuerpo deseado y suave. Ese agua que envidio por rozar sus curvas, deslizarse hasta sus pies descansando, apenas, en su codo, en su barbilla, bajando dulce por su pubis. Y ahora odio la toalla que la seca sin mi, que besa su piel para llevarse el agua que bebería sediento y apasionado. La veo frente a su espejo secando y peinando su cabello negro, mientras el cristal y yo admiramos ese cuerpo pleno, bello y adulto, de mujer completa y primigenia, creadora y maternal. Y cada reflejo dobla la imagen de su pechos, sus manos que como palomas juegan con su pelo, sus hombros y su cuello tersos que alojan su perfume como besos. 
Se pone una ropa y va a desayunar mientras sigo echándola de menos.

2 comentarios:

  1. Te amo, mi querido amor. Siempre soñaba con tu llegada, creí nunca conocerte, había perdido la esperanza, ya no miraba, ni me miraba, sólo me dejaba llevar como una ola del mar azul más solitario, pero un día, sin imaginarlo, escuche tu melodía, reconocí los acordes, sonreí feliz, corri a tu encuentro, y supe, desde el mismo instante en que te vi, que eras tú, el que mi alma añoraba, el que esperaba, y desde ese momento, fui feliz... ♥

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    1. Sé que no soy objetivo al decirlo, pero me encanta como escribes!

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