jueves, 28 de febrero de 2013

El último tango

Acabo de ver un documental sobre el rodaje de "El último tango en París" y pensaba sobre las dificultades de las relaciones humanas, de los problemas entre los hombres y mujeres (o entre dos hombres o entre dos mujeres) y las tensiones que se crean de amor y odio, sexo y poder. Es complicado. Creo, mi propia experiencia me habla de ello, que nunca se establece una relación entre dos personas "de igual a igual". Por lo que conozco, siempre hay una parte que domina y otra que se somete. Incluso entre amigos. Analizando las parejas que conozco de amigos, de novios, de matrimonios siempre encuentro uno/a que dirige, que ordena, que tira de la relación y otro/a que aguanta, que acepta, que obedece, que es arrastrado/a... Hoy en día, afortunadamente, no siempre es la parte femenina la débil, aunque no puedo afirmar con rotundidad que en el pasado la parte femenina siempre era la débil, la sumisa. El amo necesita de su esclavo para ser amo y creo que esto se olvida con frecuencia. Los/las que se han sentido esclavos/as pueden no estar de acuerdo y sentir que esa obediencia ciega, ese poder omnímodo de ellos/as (o de sus antepasados/as)no es baladí y que no es tan cierta la necesidad de subditos del tirano... Quizá tengan razón. Veo, de todas formas, que hoy en día se cae en ello (en algunas circunstancias y lugares de occidente, en otros países todavía existe, desgraciadamente, una sumisión completa de la mujer a los deseos del hombre) casi por liberación, por comodidad. Conozco casos de relaciones que se comienzan para que el otro (la otra) lleve las riendas, para que sea la otra persona la que decida, la que empuje... ¿Y dónde queda el amor en todo esto?. Es difícil de decir. Hay veces que no existe en absoluto: hay quien se casa para que le sigan ordenando, dirigiendo,... Se sustituye a papa/mama por el marido/la esposa, con lo que conlleva de falta de madurez personal, de ausencia de independencia y de escasez de libertad. Y hablo de relaciones que empiezan ahora, en el siglo XXI... No avanzamos mucho en las relaciones interpersonales...
Es curioso ver un parque vacio a estas horas, al comenzar la mañana de un día de diario. Las mesas de ping-pong como esperando a los jugadores, los bancos vacios, el chiringuito cerrado... todo hibernando para cuando vuelvan los niños, los bebedores, las madres que compran golosinas en el kiosco. Unas bombonas de butano como olvidadas, una máquina con un caballito mecánico congelado, un cartel naranja que nadie lee... Ahora solo hay un murmullo de viento entre los árboles y el brillo cantarín del sol parece un derroche innecesario. Todo existe para unos gorriones hambrientos o una urraca curiosa.
Voy a intentar retomar el cuento. Si consigo que la trama, el argumento tiren de mi, quizá consiga que la historia crezca... Si los personajes cobran vida tal vez me digan el rumbo que quieren seguir, hasta donde quieren llegar...
Estoy justo al comienzo, creando el ambiente de la primera escena y retratando al personaje principal, que quiero que sea una mujer. El problema es saber retratar bien la psicología de una mujer en unas circunstancias concretas, sin caer en tópicos ni estereotipos fáciles o simplones... Y me puedo perder en el intento. Quizá sería mejor crear el argumento, la historia básica y luego entrar en los detalles, dar profundidad a los personajes y situaciones... No sé...
Otras veces, el cuento salía de un tirón, como impulsado por una idea arrolladora, pero si pienso en que es el inicio de una novela, como que me embarro en el peso de unos personajes más profundos, me atasco en unas circunstancias que creo más densas... Ando un poco perdido hoy...

(Publicado el 26/10/2005)

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