"Vivamos, Lesbia mía, y amémonos
y un bledo nos importen todos juntos
los rumores de los viejos severos.
Los soles pueden morir y retornar.
Nosotros, cuando declina nuestra breve luz,
hemos de dormir una noche perpetua.
Dame mil besos, luego cien,
luego otros mil , luego que sigan cien,
otros mil todavía, después cien.
Y luego, cuando hayamos juntado muchos miles,
embrollaremos la cuenta, para no saberla,
o que ningún malvado pueda hacer mal de ojo
al saber que son tantos y tantos nuestros besos".
G.V. Catulo
(Publicado el 29/10/2010)
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