miércoles, 6 de marzo de 2013

Cuando el destino nos alcance.



Es curioso pero conozco gente que se construye, poco a poco, con paciencia de relojero minucioso, un destino hasta que este se cumple. Y digo que es curioso porque, en la mayoría de los casos, estas personas, cuando les alcanza ese destino que se han fabricado, se lamentan mucho de "la mala fortuna" que tienen.
Pongo un ejemplo para explicarme mejor.
Un joven que ha estudiado durante años empresariales, que crea una empresa dedicándole todos sus esfuerzos y momentos, que vive por y para su empresa, que durante años lucha con los impuestos, los proveedores, los clientes, el personal, etc y que cuando tiene cuarenta o cincuenta años cae en la cuenta de que en realidad no es eso lo que quería. Que su negocio no le da las satisfacciones que él esperaba y que, tal vez, algunas de las cosas que ha dejado por el camino no eran tan "prescindibles" (léase amigos, familia, pareja, aficiones...).

Me recuerda a la historia de Ciudadano Kane, donde al final descubrimos que es lo que el protagonista echa de menos en realidad.

(Publicado el 18/05/2006).

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