sábado, 16 de marzo de 2013

Intrucciones para convertirse en un escritor de éxito (III y final).

Hoy, en nuestro texto pedagógico para escritores con ambición, estudiaremos el argumento y los personajes.
La trama o argumento en nuestros relatos ha de ser lo más lineal y simple posible, para que la gente no se pierda con recovecos o historias secundarias. A ser posible todo ocurrirá en una misma época (cuanto más convulsa y sangrienta mejor, preferiblemente en guerras, catástrofes, etc.) y en un mismo lugar (que dará siempre tronío nuestro texto; se evitará así pueblecitos o ciudades pequeñas y se situará en importantes ciudades). Las historias que más interesan (al público y a los gobiernos) tienen que ver con el sexo y los sucesos y por ello nuestras historias tendrán abundantes secciones de estos temas. Se recomienda un revolcón cada tres páginas y un asesinato cada cinco, de media. Las descripciones serán breves y escuetas (el que quiera imágenes que vea la tele) y el dialogo abundante, aunque no profundo. Es importante recordar que nuestros escritos no han de transmitir más que una o dos ideas por obra para no abrumar ni cansar al lector, bastante agobiado ya en las sociedades modernas (estás ideas serán siempre politicamente correctas y aprobadas por las iglesias).
En cuanto a los personajes, se ha de tener en cuenta que los análisis psicológicos cansan y que las ambigüedades aburren. Así nuestros actores serán claros: o totalmente buenos o totalmente malos, sin espacio a la mediocridad ni a las medias tintas. Por supuesto, los atributos físicos irán en consonancia con el bando al que se sumen (los buenos guapos y fuertes, los malos feos y deformes o tullidos). Las estadísticas sobre los gustos de la gente nos convencen de que una serie sobre un investigador en silla de ruedas o un médico con cojera y bastón no tendrían ningún éxito. De la misma manera, las creencias más populares y antiguas serán caracterizadas en nuestros personajes: los niños serán inocentes y sencillos, las mujeres sumisas y obedientes, los franceses libidinosos y astutos, los musulmanes malos y pérfidos, los inmigrantes criminales, etc. Se mantendrá la supremacía del varón en nuestras historias y los personajes femeninos serán secundarios o enemigos. Las descripciones físicas se centraran en las partes más sexuales y divertidas, evitando inútiles intentos de estudios psicológicos. De esta manera se escribirá: "sus grandes pechos la hacían muy atractiva a todos los hombres" y no "su frente y sus ojos sugerían reflexión e inteligencia".
Creo que con estás tres lecciones el futuro escritor encontrará unas buenas pautas para forrarse como es debido y ser líder en ventas en galerías y supermercados, sin complicarse la vida con críticas a los gobiernos y sin involucrarse en una realidad adversa. Siguiendo estos consejos, el éxito y la victoria en concursos millonarios están asegurados.

(Publicado el 9/11/2007).

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