viernes, 8 de marzo de 2013

Los veranos de la Villa

Intenté publicar este texto a las cuatro y media de la madrugada pero, cuando casi lo tenía acabado, se fue la conexión con Internet...
Son cosas del verano y las vacaciones: en la capital del Reino se vive mejor de noche que de día, dado el sahariano calor que soportamos en Madrid. En las horas sin luz, baja un poco la temperatura y se puede respirar. Un alivio para las jornadas en las que el sofoco y el agobio de un aire plomizo, te deja agotado con solo pensar en salir a las calles abrasadas y luminosas.
Siguiendo el consejo de los expertos, en mis vacaciones intento romper con los hábitos de los días laborales y hacer cosas distintas a las acostumbradas. Aunque, en realidad, es una excusa para hacer lo que me apetece, a mí, ave nocturna donde las haya.
Y uno, que tiene tiempo para pensar, piensa en los que han de trabajar con esa sensación de pesadez y sudor y da gracias por poder elegir los días de asueto. He visto a barrenderos, policías, conductores de camiones, trabajadores de gasolineras con ese gesto de soportar un castigo divino por tener que trabajar en estas condiciones. Es que para el turismo el clima cálido de nuestro país puede ser un reclamo, pero para el camarero, el taxista, el técnico de teléfonos que le toca currar con 45 grados al sol, es una tortura meteorológica, por algún pecado que ya no recuerdan.
Lo curioso del asunto es que oí en la radio que en el Reino Unido estaban tomando medidas especiales para paliar en lo posible la ola de calor que soportan: 30 grados.
Evidentemente, para nosotros, una canícula a 30 grados es un benigno estío y firmaríamos ahora mismo por cambiar, unos días, el clima de los ingleses por el nuestro.
¡Pobres británicos!...

Como dice un refrán español: "Al culo que no está hecho a bragas, las costuras le hacen llagas".

¡Feliz verano!.

(Publicado el 2/08/2006).

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