sábado, 16 de marzo de 2013

El Apocalipsis... ahora.

Por una rara afición norteamericana, casi cada año, sufrimos con una nueva amenaza de cataclismo mundial. Ahora -en estos días en concreto- es el cambio climático (que dios me libre de poner en duda y que es realmente preocupante), pero antes fue el terrorismo, cometas errantes, ataques informáticos masivos, el SIDA, la escasez del petróleo, el ébola, la capa de ozono, los peligros del tabaco, la amenaza comunista, el sexo salvaje y etc, etc...
Se sabe que el que "te mete el miedo en el cuerpo" es el que controla el cotarro... sobre todo si luego aparece como salvador del peligro inmenso.
Es como vivir en una edad media interminable donde no acecha el maligno o demonio... si no todo lo demás. Está claro que los primeros beneficiados son los medios de comunicación que tienen algo nuevo que vender, sobre lo que escribir o filmar. Después los gobiernos que, administrando bien los temas, llevan la atención publica hacia donde conviene. Sacan tajada los guionistas, actores, directores, etc. de la industria (inmensa) del entretenimiento, los que venden artículos relacionados con estas películas... En fin, las ganancias de la buena explotación de nuestros temores son enormes.
Está claro que el mercado manda y nosotros, sufridores, pagamos.
Desde este punto de vista, cuando descubrimos una de esas tribus perdidas en el océano inmenso y verde del Amazonas decimos aquello de "dichoso aquel...".
Una de las raras ocasiones donde la ignorancia es un alivio.

Jesucristo aconsejó con acierto: "no tengáis miedo".

(Publicado el 25/10/2007)

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