Viendo un documental sobre clases de María Joao Pires, la gran pianista portuguesa, me encantó una frase que llega a decir en un momento: "No pongáis nada a la música. Muchos pianistas intentan hacer la música más bella. La música ya es bella en si, no necesita que le pongan nada más".
Evidentemente ella se refiere a la música clásica y a la interpretación que hacen de ella, pero en los tiempos que corren, con la manía que hay de versionarlo todo y añadir arreglos, instrumentos modernos, etc., estas palabras tienen, creo yo más importancia. Hay quien declara, en foros de música clásica, que esta posición es demasiado rígida; historicista la llaman. La cuestión llega tan lejos como que a algunos no nos agraden las versiones para piano de las obras para clave de J.S. Bach.
En lo que podríamos denominar el panorama más popular, ya hay versiones en las que, para darles un toque de "relajación", a determinadas piezas se les añaden el canto de los pájaros, o el sonido del mar. Creo como Joao Pires que no es necesario intentar hacer más bella la música clásica, pero todo lo que acerque la buena música a una mayoría puede estar bien.
Ni que decir tiene que ya "Las Cuatro Estaciones" para ocarina me atacan directamente los nervios.
(Publicado el 8/04/2006).
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