lunes, 4 de marzo de 2013

Prohibido



Aunque tenemos las pruebas suficientes en nuestro propia vida, ha habido ejemplos muy conocidos de que lo que más llama la atención al ser humano es lo prohibido. Desde que la famosa manzana perdiera a Adán y Eva hasta la Ley Seca de Estados Unidos, se viene comprobando que prohibir suele producir los efectos contrarios de los que se pretende. En el tema del sexo, es una realidad que salta a la vista.
Leí hace unos meses que en unas calles de Londres estaban probando, con éxito asombroso, no poner señales prohibitivas.
Y es que somos así. Ya lo decía Billy Wilder en "La tentación vive arriba"...
La iglesia católica o las religiones fundamentalistas de otras latitudes parecen no aprender la lección y siguen prohibiendo, para delicia de "pecadores gozosos", a diestro y siniestro.
Las autoridades de los distintos estados, en muy diversos temas, tampoco son capaces de aprender de la historia o de si mismos.
Están emitiendo, en estos días, un anuncio de una compañía de automóviles que habla precisamente de la cantidad de prohibiciones que tenemos que "soportar" los seres humanos y a mí las preguntas que me surgen cuando le veo es: ¿son necesarias tantas prohibiciones?, ¿sirven realmente todas?, ¿por qué nos gusta tanto prohibir?.
Una de las que más me fastidian (quizá incluso por su inutilidad) es la que hay en algunas propiedades donde se prohibe jugar a los niños...
Los niños nos vuelven a enseñar una verdad evidente: si quieres que un humano haga algo, prohíbeselo.
Sé que los hay muy obedientes y que siguen todas las normas y obligaciones (¿?), pero este texto, evidentemente, les está prohibido.


Ley Seca en Estados Unidos.

(Publicado el 3/04/2006).

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