La historia de Ulises y Martina me gustó mucho más en la pantalla que en el libro, quizá porque él es muy buen actor y ella, además de hacerlo bien, es una preciosidad de mujer.
Y "Son de Mar" se te queda dentro. Por sus versos, por sus paisajes, por las palabras, por aquel cocodrilo o aquel velero viejo.
Y uno se imagina en cualquier bar, de un puerto cualquiera, escuchando una historia tan subyugadora de boca de un viejo marino.
Porque es una historia como las de los viejos marineros: mitad real y mitad romantica. Con su paella y el constructor omnipotente, con su profesor de instituto, con la pensión costera, evoca lo cotidiano, lo presente. Con el náufrago que vuelve después de mucho tiempo a por su amada, con la princesa y su cautivo amante, con la gruta de la cabeza de caballo nos lleva a la poesía.
(Publicado el 14/03/2006).
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