sábado, 16 de marzo de 2013

La vuelta de la noria.

Diversas señales indican una lenta pero imparable vuelta de la noria.
Como ya ocurrió hace muchos años, hay una corriente occidental, aún afortunadamente minoritaria, en contra de grupos de población "no nacionales". Por aquí llega con retraso porque la inmigración abundante es algo nuevo para nosotros. Así, el tópico de un país abierto, no racista, se desmorona cuando realmente recibimos suramericanos, africanos y europeos del este en un número importante. Lamentablemente, nuestros niños de catorce años no saben quien fue Hitler, Mussolini o Franco. Sólo oyen que marroquies, dominicanos, rumanos, etc., roban y pegan. Como no leen ni ven informativos ni documentales no pueden (ni quieren) contrastar datos. Cuando yo era niño la minoría gitana era tan pequeña que no resultaba amenazante, pero ahora el miedo crece lentamente en las sensaciones de los jóvenes (semillas plantadas por partes muy interesadas, que no reparan en consecuencias con tal de llegar al poder). Vuelven a sugir grupos de tendencias violentas (neonazis y paralelos y contrarios radicales) y esto me recuerda, ya digo que con hondo pesar, tiempos que creí, ingenuo de mi, superados.
Esa vanalización de contenidos, ese gusto por los espacios de sucesos en las televisiones, ese pánico a los libros en los niños de la era audiovisual - junto a padres que trabajan tanto que los alejan de ellos -, está llevando a posturas radicales en jóvenes que se pegan en los colegios por un teléfono móvil. Es simplificar mucho, pero el impulso super-consumista aleja a las nuevas generaciones de una historia y una cultura integradora y social y les lleva a posturas egocéntricas, en las que lo importante son ellos y sus consolas (de contenidos, en general, bélicos y violentos). Los resultados de todo esto (olvido, desconocimiento, miedo, egoísmo) puede llevar a las siguientes generaciones a puntos realmente peligrosos. Al mercado, a las multinacionales del ocio y la diversión, todo esto les importa poco y es mejor tener nuevos clientes que devoren productos que no ayuden a pensar, a compartir.
No nos debería extrañar que el futuro inmediato pueda estar plagado, de nuevo, de horrores, a menos que los adultos hagamos algo, y pronto, para cambiarlo.

(Publicado el 13/11/2007)

No hay comentarios:

Publicar un comentario