viernes, 22 de marzo de 2013

¿Es la época?



Tal como imponen las grandes superficies comerciales, aún siendo 30 de noviembre, toca hablar de la navidad. O Navidad, como prefieran y según sus creencias. Tampoco andamos muy perdidos en las fechas porque, por lo visto, lo del 25 de diciembre fue una estrategia de la iglesia cristiana para echar tierra sobre otras celebraciones paganas. En cualquier caso, los comerciantes ya han inaugurado la caza de nuestras pagas extras y han abierto la caja de los buenos deseos y la generosidad sin más límites que los de la nómina de cada uno. Incluso Martin Scorsese ha decidido unirse a una conocida marca de cavas para recordarnos que debemos ser felices (con un curioso homenaje a Alfred Hitchcock) al menos en estas fechas, lo que supone una astuta maniobra de la firma de bebidas, alejandose de las estrellas de delante de las cámaras. Y así, cada año, olvidamos más el sentido original de estas fiestas (¿qué nació quién?) y las vivimos más como una campaña de consumo desenfrenado, con la excusa del amor navideño.
Evidentemente es tan buena época, como cualquier otra del año, para hablar de eso,del amor y tras el libro de Eduardo Punset, tenemos una buena excusa. Curiosamente en una línea similar a la que ayer señalaba en este blog, el famoso divulgador científico nos dice que el amor más que un acto de generosidad, cuestión romántica de locos, es un ejercicio de supervivencia. No he tenido el placer de leerlo aún, pero, por algunas notas encontradas por la Red, parece que apunta a una teoría que sostengo desde hace años: solo con amor se puede vivir en un estado de felicidad. Varios artículos en este mismo blog hablan,en unas formas u otras, de ello y es un apoyo que haya teorías científicas en el mismo sentido. Ya el protagonista de la Navidad decía lo mismo hace cosa de unos 2007 años y un seguidor suyo, en una famosa carta a seguidores de la época, lo resumía así:
"Si hablo las lenguas de los hombres, y aun las de los ángeles, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que retiñe. Y si tengo el don de profecía, y entiendo los designios secretos de Dios, y sé todas las cosas; y si tengo la fe necesaria para mover montañas, pero no tengo amor, no soy nada. Y si reparto entre los pobres cuanto poseo, y aún si entrego mi cuerpo para tener de qué enorgullecerme, pero no tengo amor, de nada me sirve.
Tener amor es saber soportar, ser bondadoso; es no tener envidia, no ser presumido, orgulloso,grosero o egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, soportarlo todo.
El amor nunca dejará de ser. Un día cesarán las profecías, y no se hablará más en lenguas ni será necesaria la ciencia. Porque la ciencia y la profecía son imperfectas y tocarán a su fin cuando venga lo que es perfecto.
Cuando yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero al hacerme hombre dejé atrás lo que era propio de un niño. Ahora vemos de manera borrosa, como en un espejo; pero un día lo veremos todo como es en realidad. Mi conocimiento es ahora imperfecto, pero un día lo conoceré todo del mismo modo que Dios me conoce a mí. Hay tres cosas que permanecen: la fe, la esperanza y el amor; pero la más importante es el amor".
La cita es extensa, pero creo que merece la pena, dados los tiempos que corren, recordarla. Sobre todo para saber de que estamos hablando en la próximas fechas, más allá de la ultima consola de moda, el turrón o el cava de turno (con director famoso).
 
(Publicado el 30/11/2007)
 
 
 

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